martes, 13 de febrero de 2018

LA DIOSA FORTUNA DEL MUSEO DEL PRADO


Aunque el visitante vaya con regularidad al museo del Prado siempre tendrá asegurada su ración de disfrute. Unas veces porque encontrará un detalle nuevo en las obras ya conocidas, otras porque la sorpresa saldrá a su encuentro en forma de piezas en las que no había antes reparado. Así, me sucedió a mí al bajar de la segunda planta hacia las pinturas negras de Goya. Allí, en una hornacina estaba la estatua de mármol blanco de Carrara de la diosa Fortuna. La pieza, fechada entre los años 150 y 200, procede de un taller romano sobre un modelo griego.
 
La diosa Fortuna del museo del Prado.
Se trata de la diosa encargada de regir el azar y el destino de los hombres; sus atributos son muy elocuentes. Lleva en su brazo izquierdo el cuerno de la abundancia del que se derraman uvas y granadas, mientras su mano derecha aferra un timón apoyado sobre un globo terráqueo. Se trata de la diosa más caprichosa del Olimpo, según la mitología, pues era la encargada de otorgar la riqueza al hombre y regir su destino. En Roma, como ya lo fuera la diosa Tique en Grecia, fue muy venerada y siempre se la asoció a la buena suerte; hasta nuestro castellano se refiere a la adversidad como infortunio.

Junto a la diosa Fortuna, en la antigua Roma se invocaba también a la diosa Ocasión, la cual era representada como una mujer muy bella que, de puntillas sobre una rueda, con alas en los pies, cubría la parte delantera de su cabeza con una espléndida cabellera, mientras la parte trasera lucía calva. Acaso ahí está la base explicativa de la expresión “la ocasión la pintan calva”. Tanto en el castellano como en otros idiomas,  se emplea esta fórmula para resumir la dificultad que supone atrapar la buena suerte, evidenciando que las grandes oportunidades pasan muy deprisa ante el hombre.

La contemplación de la divinidad Fortuna me llevó al significado de esta palabra de uso común en el castellano. En el lenguaje corriente y debidamente, acreditado por la Real Academia, identificamos este término, entre otras cosas, con caudal, riqueza o éxito. Además, resulta interesante destacar que en la iconografía escultórica, la Felicidad e incluso la Fama, se representan con parámetros muy similares a la Fortuna. Así, en el museo del Prado existe una talla en mármol de la Felicidad esculpida por Andrés Rodríguez a mediados del siglo XIX en la que se pueden ver las coincidencias. Aunque la relación fortuna/felicidad no es automática, sí existe una estrecha vinculación entre ambas, pero ahí se abre otra línea de reflexión para más adelante.

Felicidad. Talla de Andrés Rodríguez. Museo del Prado.
Por ello, pensé que sería interesante conocer, aunque fuera superficialmente, el estado de la fortuna en la economía y en la sociedad de la España de hoy. El primer paso fue analizar la situación económica de los españoles en términos de riqueza. Empleando un indicador común: el producto interior bruto per cápita con datos de finales de 2017, y tal como se deriva del cuadro 1, España no ha alcanzado la media de renta  de los países europeos y está en el grupo de países mediterráneos próximo a Italia y por encima de Portugal o Grecia, pero alejado de las economías más desarrolladas.

Cuadro 1.- Producto Interior Bruto per cápita EU.


País
Media Europa 28 países = 100
Alemania
123
Bélgica
118
Dinamarca
124
España
92
Finlandia
109
Grecia
68
Italia
97
Portugal
77
República Checa
88
Suecia
123

Fuente: Instituto Nacional de Estadística.

Frente a estos datos globales, merece un comentario particular el hecho de que cuarto hombre más rico del mundo sea español: Amancio Ortega, dueño de Zara. Según la revista Forbes, que publica la relación de las personas más ricas del mundo, entre las 2000 mayores fortunas mundiales, veinticinco son españoles. En el cuadro 2 se recogen las siete mayores  y el puesto que ocupan entre los ricos de la tierra.

 

Cuadro 2.- Las siete mayores fortunas españolas según Forbes.

Posición 2000 ricos mundiales
Nombre
Sector
4
Amancio Ortega
Textiles. Zara
209
Sandra Ortega Mera
Textiles. Zara
315
Juan Roig.
Mercadona
581
Miguel Fluxá Roselló
Hoteles. Iberostar
693
Juan Villar Mir
Construcción. OHL
717
Rafael del Pino
Construcción. Ferrovial
717
Hortensia Herrero.
Mercadona

Fuente: Forbes.


Aunque dejo para los economistas el análisis detallado de las grandes fortunas y los mecanismos de transmisión intergeneracional, resulta interesante puntualizar que entre los primeros puestos sobresalen los casos de generación de riqueza en primera generación; muy destacados los grupos empresariales de Zara y Mercadona. No obstante, la evidencia anterior no puede hacernos olvidar el papel jugado por la herencia en la acumulación de riqueza. Entre las 25 mayores fortunas españolas en términos mundiales, destacan apellidos como Villar Mir, del Pino, Koplowitz o Abelló, por citar algunos, quienes han conservado y ampliado el patrimonio generado por sus ascendientes.

El caso de España, con grandes fortunas de relevancia mundial y un nivel medio de renta susceptible de mejorar, no es un caso excepcional.  El reparto igualitario de la renta es un anhelo imposible; no hay ningún país en el que la riqueza esté homogéneamente distribuida y no existan clases sociales. Ahora bien, cuando la riqueza de un país está mejor repartida, el nivel de desarrollo de esa economía es más elevado y en esa sociedad se dan unas condiciones más igualitarias para mejorar la vida de sus ciudadanos. Para ello, comparar la relación entre la renta del 20 por ciento más rico del país en relación al 20 por 100 más pobre resulta un indicador adecuado para observar este aspecto. Según datos oficiales, el segmento más rico de la sociedad española tiene 7,3 veces más riqueza que el segmento más pobre; dato alejado del que presentan Finlandia o Noruega (3,8) o Alemania (4,6).

En otras palabras, las instituciones públicas españolas tienen un amplio campo para mejorar las condiciones de vida de buena parte de la sociedad y, entre otras líneas de actuación, la mejora de la educación constituye uno de los mecanismos esenciales para reducir la brecha social. De hecho, una sociedad más igualitaria es aquélla en la que el gobierno del Estado (entendido en un sentido amplio) se configure por méritos (MERITOCRACIA) y no por la riqueza (PLUTOCRACIA). Para ello, la igualdad de oportunidades para acceder al conocimiento y un sistema educativo de calidad resultan condiciones necesarias para avanzar en la igualdad. Sin embargo, la sociedad española sigue confiando más en el azar que en el esfuerzo como vehículos para el progreso individual. Así pues, no sorprende que según los datos publicados en diciembre de 2017, tres cuartas partes de los españoles jugaron a la lotería de Navidad con la finalidad de mejorar sus condiciones de vida. Por tanto, resulta fácil comprender por qué la diosa Fortuna da nombre a buen número de establecimientos de loterías y apuestas del Estado.