Aunque el visitante vaya con
regularidad al museo del Prado siempre tendrá asegurada su ración de disfrute. Unas
veces porque encontrará un detalle nuevo en las obras ya conocidas, otras
porque la sorpresa saldrá a su encuentro en forma de piezas en las que no había
antes reparado. Así, me sucedió a mí al bajar de la segunda planta hacia las
pinturas negras de Goya. Allí, en una hornacina estaba la estatua de mármol
blanco de Carrara de la diosa Fortuna. La pieza, fechada entre los años 150 y
200, procede de un taller romano sobre un modelo griego.
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La diosa Fortuna del museo del Prado. |
Se trata de la diosa encargada de
regir el azar y el destino de los hombres; sus atributos son muy elocuentes. Lleva
en su brazo izquierdo el cuerno de la abundancia del que se derraman uvas y
granadas, mientras su mano derecha aferra un timón apoyado sobre un globo
terráqueo. Se trata de la diosa más caprichosa del Olimpo, según la mitología, pues era la encargada de otorgar la riqueza al hombre y regir su
destino. En Roma, como ya lo fuera la diosa Tique en Grecia, fue muy venerada y
siempre se la asoció a la buena suerte; hasta nuestro castellano se refiere a
la adversidad como infortunio.
Junto a la diosa Fortuna, en la
antigua Roma se invocaba también a la diosa Ocasión, la cual era representada
como una mujer muy bella que, de puntillas sobre una rueda, con alas en los
pies, cubría la parte delantera de su cabeza con una espléndida cabellera,
mientras la parte trasera lucía calva. Acaso ahí está la base explicativa de la
expresión “la ocasión la pintan calva”.
Tanto en el castellano como en otros idiomas, se emplea esta fórmula para resumir la
dificultad que supone atrapar la buena suerte, evidenciando que las grandes
oportunidades pasan muy deprisa ante el hombre.
La contemplación de la divinidad
Fortuna me llevó al significado de esta palabra de uso común en el castellano. En el lenguaje corriente y
debidamente, acreditado por la Real Academia, identificamos este término, entre
otras cosas, con caudal, riqueza o éxito. Además, resulta interesante destacar que en la iconografía escultórica, la Felicidad e incluso la Fama, se representan con parámetros muy similares a la Fortuna. Así, en el museo del Prado existe una talla en mármol de la Felicidad esculpida por Andrés Rodríguez a mediados del siglo XIX en la que se pueden ver las coincidencias. Aunque la relación fortuna/felicidad no es automática, sí existe una estrecha vinculación entre ambas, pero ahí se abre otra línea de reflexión para más adelante.
Por ello, pensé que sería interesante
conocer, aunque fuera superficialmente, el estado de la fortuna en la economía
y en la sociedad de la España de hoy. El primer paso fue analizar la situación
económica de los españoles en términos de riqueza. Empleando un indicador
común: el producto interior bruto per cápita con datos de finales de 2017, y
tal como se deriva del cuadro 1, España no ha alcanzado la media de renta de los países europeos y está en el grupo de
países mediterráneos próximo a Italia y por encima de Portugal o Grecia, pero
alejado de las economías más desarrolladas.
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Felicidad. Talla de Andrés Rodríguez. Museo del Prado. |
Cuadro 1.- Producto Interior
Bruto per cápita EU.
País
|
Media
Europa 28 países = 100
|
Alemania
|
123
|
Bélgica
|
118
|
Dinamarca
|
124
|
España
|
92
|
Finlandia
|
109
|
Grecia
|
68
|
Italia
|
97
|
Portugal
|
77
|
República Checa
|
88
|
Suecia
|
123
|
Fuente: Instituto Nacional de
Estadística.
Frente a estos datos globales,
merece un comentario particular el hecho de que cuarto hombre más rico del
mundo sea español: Amancio Ortega, dueño de Zara. Según la revista Forbes, que
publica la relación de las personas más ricas del mundo, entre las 2000 mayores
fortunas mundiales, veinticinco son españoles. En el cuadro 2 se recogen las siete
mayores y el puesto que ocupan entre los ricos de la tierra.
Cuadro 2.- Las siete mayores
fortunas españolas según Forbes.
Posición
2000 ricos mundiales
|
Nombre
|
Sector
|
4
|
Amancio Ortega
|
Textiles. Zara
|
209
|
Sandra Ortega Mera
|
Textiles. Zara
|
315
|
Juan Roig.
|
Mercadona
|
581
|
Miguel Fluxá Roselló
|
Hoteles. Iberostar
|
693
|
Juan Villar Mir
|
Construcción. OHL
|
717
|
Rafael del Pino
|
Construcción. Ferrovial
|
717
|
Hortensia Herrero.
|
Mercadona
|
Fuente: Forbes.
Aunque dejo para los economistas
el análisis detallado de las grandes fortunas y los mecanismos de transmisión
intergeneracional, resulta interesante puntualizar que entre los primeros
puestos sobresalen los casos de generación de riqueza en primera generación;
muy destacados los grupos empresariales de Zara y Mercadona. No obstante, la
evidencia anterior no puede hacernos olvidar el papel jugado por la herencia en
la acumulación de riqueza. Entre las 25 mayores fortunas españolas en términos
mundiales, destacan apellidos como Villar Mir, del Pino, Koplowitz o Abelló,
por citar algunos, quienes han conservado y ampliado el patrimonio generado por
sus ascendientes.
El caso de España, con grandes
fortunas de relevancia mundial y un nivel medio de renta susceptible de
mejorar, no es un caso excepcional. El
reparto igualitario de la renta es un anhelo imposible; no hay ningún país en
el que la riqueza esté homogéneamente distribuida y no existan clases sociales.
Ahora bien, cuando la riqueza de un país está mejor repartida, el nivel de
desarrollo de esa economía es más elevado y en esa sociedad se dan unas
condiciones más igualitarias para mejorar la vida de sus ciudadanos. Para ello,
comparar la relación entre la renta del 20 por ciento más rico del país en
relación al 20 por 100 más pobre resulta un indicador adecuado para observar
este aspecto. Según datos oficiales, el segmento más rico de la sociedad
española tiene 7,3 veces más riqueza que el segmento más pobre; dato alejado
del que presentan Finlandia o Noruega (3,8) o Alemania (4,6).
En otras palabras, las
instituciones públicas españolas tienen un amplio campo para mejorar las
condiciones de vida de buena parte de la sociedad y, entre otras líneas de
actuación, la mejora de la educación constituye uno de los mecanismos
esenciales para reducir la brecha social. De hecho, una sociedad más
igualitaria es aquélla en la que el gobierno del Estado (entendido en un
sentido amplio) se configure por méritos (MERITOCRACIA) y no por la riqueza
(PLUTOCRACIA). Para ello, la igualdad de oportunidades para acceder al
conocimiento y un sistema educativo de calidad resultan condiciones necesarias
para avanzar en la igualdad. Sin embargo, la sociedad española sigue confiando
más en el azar que en el esfuerzo como vehículos para el progreso individual. Así
pues, no sorprende que según los datos publicados en diciembre de 2017, tres
cuartas partes de los españoles jugaron a la lotería de Navidad con la finalidad de
mejorar sus condiciones de vida. Por tanto, resulta fácil comprender por qué la
diosa Fortuna da nombre a buen número de establecimientos de loterías y
apuestas del Estado.