Paseando, sin rumbo fijo, por las salas del museo del Prado
me vi junto al Cristo de Velázquez. La belleza del cuerpo de Cristo muerto,
respondiendo al planteamiento bíblico de “Cristo, el más bello de los hombres”,
sujeto a la cruz con 4 clavos y el halo alrededor de la cabeza caída, me transmiten,
siempre, una fuerte emoción.


Diego Velázquez: Cristo crucificado. 1632 José Manuel Ballester: Reinterpretación
La imagen de esa cruz vacía, en la que la luz se ha rebajado
sustancialmente y sólo se mantienen la sangre de los tres vértices y la
cartela, constituye la insignia de la crucifixión de Jesucristo. Ahora bien,
ese nexo, tan sencillo de encontrar para un cristiano, dudo que sea de fácil
interpretación para las tres cuartas partes de la población mundial que profesa
otras religiones, tal como expresan los datos del cuadro 1.
Cuadro 1.- Religiones en el mundo.
Principales religiones |
Población mundial (%) |
Católicos |
16 |
Ortodoxos |
7 |
Protestantes |
4 |
Islam |
16 |
No religiosos |
12 |
Induismo |
12 |
Budismo |
11 |
Étnicos |
10 |
Religión tradicional china |
9 |
Fuente: Anuario Pontificio y Anuario
Estadístico de la Iglesia.2020
Las obras del museo del Prado evidencian el peso de la
religión católica en España desde hace siglos. De hecho, como señala el
historiador J.H. Elliot, desde los Reyes Católicos, se buscó la unidad política entre
los reinos mediante la implantación del catolicismo como religión común, lo que
explica la expulsión de judíos y moriscos.
Sin entrar al análisis histórico de los últimos cinco siglos,
el predominio católico en España ha seguido hasta nuestros días aunque con
matices muy relevantes durante el siglo XX. La sociedad española de comienzos
del siglo XX se podía identificar como mayoritariamente católica, pero la
influencia de la Iglesia fue paulatinamente reduciéndose en las décadas del
veinte y, sobre todo, durante los treinta.
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Museo del Paloteo. San Pedro de Gaillos. Segovia |
La Constitución de 1978 pone fin al anterior ordenamiento legal y establece la libertad religiosa en su artículo 16, estableciendo que “ninguna confesión tendrá carácter estatal”. Ahora bien, la sociedad española sigue siendo católica. Tal como demuestran los datos del cuadro 2, el 60 por ciento de los españoles se declara católico aunque sólo el veinte por ciento de la población afirma ser practicante.
Cuadro 2.- Sentimiento religioso de los españoles.
Calificación religiosa |
Porcentaje de la población |
Católico practicante |
19,9 |
Católico no practicante |
39,9 |
Creyente de otras religiones |
2,8 |
Agnóstico |
11,4 |
Indiferente, no creyente |
10,3 |
Ateo |
14,0 |
No contesta |
1,7 |
Fuente: Barómetro del CIS. Febrero.2021
En la última década, según los estudios realizados por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el porcentaje de personas que se declaran católicas (bien sean practicantes o no) ha descendido casi 15 puntos, mientras se ha duplicado el de aquellos españoles que se reconocen como ateos. Esta evolución pone de relieve la creciente secularización de la sociedad española en consonancia con los procesos de modernidad social que se manifiestan en tres direcciones: decadencia de la práctica religiosa, privatización de la religión y emancipación de la esfera político-social respecto de las instituciones religiosas.
Dicho todo ello, en la España de hoy el catolicismo
identitario sigue vigente en las tradiciones populares (fiestas patronales,
romerías, celebraciones navideñas…) y por supuesto en acontecimientos sociales,
como funerales, por ejemplo. Nuestro lenguaje está impregnado de referencias
religiosas, muy especialmente en los momentos de tribulación. Y, así se
observan situaciones paradójicas que resultan más destacables en el ámbito de
lo político cuando las cohortes de
representantes públicos, con ideologías próximas al agnosticismo o ateísmo,
encabezan orgullosos las procesiones y misas solemnes en múltiples pueblos y
capitales.
Cuando asisto a alguna celebración (boda, comunión o funeral) efectuados en el
marco católico y compruebo que, salvo el oficiante y algún despistado, casi
nadie es capaz de seguir el ritual o veo a los políticos procesionar entusiasmados en la correspondiente festividad, siento que la sociedad española aún sigue impregnada de catolicidad. Esta reflexión me hace recordar una anécdota que, aunque lejana en el tiempo, revela hasta que punto la cultura católica marca la vida de los españoles más allá de la práctica religiosa. El suceso me lo contó el hijo del médico que vivió aquel hecho. En aquella España republicana, de comienzos de los treinta del pasado siglo, una noche el médico de un pueblo recibió la
visita de un hombre que le pide ir a visitar a su padre. Este doctor le explica que, tal como le había dicho un rato antes, su padre estaba muriendo y nada podía hacer la medicina por él. Y, ante su sorpresa, el hombre le responde: sí, sí,
porque está muriendo vengo a llamarle; necesita que le de usted la extremaunción por lo civil.