EVELYN DE
MORGAN: una artista en la Inglaterra de la Revolución Industrial.
Mary Evelyn Pickering nació en Londres en el año 1855. En
aquel momento Londres era la mayor ciudad del mundo con 2,7 millones de
habitantes. Y, Gran Bretaña era el país hegemónico mundial. En términos medios,
los indicadores económicos muestran que la renta por habitante de esa nación
era 123, muy superior a la de otros países como Francia (86) y más del doble de
la española (57).
Ese panorama económico se explica por el impacto que estaba
teniendo el proceso conocido como Revolución Industrial. Desde mediados del siglo
XVIII, en Gran Bretaña se dieron innovaciones que cambiaron el rumbo del país. La
aparición de las máquinas de hilado/tejido del algodón facilitaron un
crecimiento vertiginoso de la productividad del sector textil. La máquina de
vapor y su impacto en el transporte, junto a las innovaciones en la siderurgia
y en la industria química, provocaron un crecimiento económico desconocido
hasta ese momento.
En 1860, cuando Evelyn contaba con 5 años, Gran Bretaña había
logrado construir la mayor red de canales navegables del mundo que unían sus
principales ciudades. Este hecho junto las innovaciones en la construcción de
carreteras (firmes artificiales …) facilitaban el tráfico comercial y de
personas que generaba un sustancial crecimiento económico. La Revolución
Industrial desencadenó un fenómeno de transformación económica y social en este
país.
Los datos globales de Gran Bretaña mejoraban, lo que no
excluía que grandes sectores de la sociedad vivieran en condiciones de extrema
pobreza. El artesanado, como clase social, estaba desapareciendo y el obrero
fabril emergía como la nueva clase. Las disparidades sociales estaban lejos de
reducirse. Mary Evelyn nació en el seno de una familia de clase alta y emparentada
con la nobleza. Su nacimiento y pertenencia social hacían presagiar una vida
orientada básicamente hacia la profesión de esposa dentro de un matrimonio
convencional en una muchacha de su clase. Nada más lejos del camino esperado.
Gran Bretaña mejoraba sus niveles de alfabetización. De
hecho, en 1860 la tasa de analfabetismo la sitúan los analistas en 24 por 100
frente al 32 de Francia o el 71 de España en el mismo período. Ahora bien, Mary
Evelyn recibió una educación esmerada en casa con tutores especializados, según
la norma de las clases altas. En los inicios siguió lecciones de literatura
clásica, mitología e idiomas. De hecho, aprendió latín, griego, francés, alemán
e italiano. Tuvo la oportunidad de viajar por Francia y, especialmente por
Italia en compañía de su tío, el pintor John Roddhan Spencer Stanhope, hermano
de su madre.
A pesar de los avances experimentados en el país, en la
segunda parte del siglo XIX, las mujeres tenían prohibido la asistencia a
clases de dibujo con modelos en directo. Mary Evelyn rompió también este límite
al ingresar en la Slade School of Art, donde se le permitió aprender dibujo del
cuerpo humano al natural. Su decisión era clara: quería ser pintora y ganarse
así la vida. Sus trabajos de esta etapa nos muestran la elevada calidad de esta
artista hasta el punto de que se presentó a varios concursos y, es ahora cuando
decide prescindir del nombre de Mary para llamarse Evelyn. Resultaba más
ambiguo y evitaba así que la evaluaran más como mujer que como artista. Residió
durante un tiempo en Florencia, conociendo las obras de los pintores
renacentistas y sobre todo las de Sandro Botticelli. Su obra Flora da
muestras de esa admiración.
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Flora. 1894 |
Evelyn de Morgan fue una mujer con elevado compromiso social
muy alejada ya de sus antiguos privilegios de clase. Cuando estalla la Primera
Guerra Mundial su posición pacifista se refleja en la obra de esos años. Sus
pinturas se llenan de demonios y de dragones como representación del mal que
rodeaba a la Europa de esos años. La conocida como Gran Guerra supuso una
interrupción del proceso de acumulación de capital humano, físico y social que
vivía Gran Bretaña y otros países europeos que estaban viviendo sus propias
revoluciones industriales. La pintura S.O.S (save ours souls) constituye
un claro ejemplo del horror que la inspiraba la contienda y su denuncia
particular ante esta tragedia.
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S.O.S. Save ours souls. 1914 |