viernes, 15 de octubre de 2021

 

LA OBRA DE MARINUS: de impuestos, dinero, préstamos y usura.

 

Recuerdo, de visitas anteriores al museo del Prado, que en la cartela de la obra de Marinus, “El cambista y su mujer”, se consideraba que ese cuadro contenía una severa crítica hacia la usura de los banqueros. Sin embargo, tiempo atrás, en la exposición que el museo dedicó a este pintor neerlandés, esta mención a la usura se había matizado. Nuevas investigaciones están dando lugar a una interpretación más acorde con la representación del floreciente comercio que tenía lugar en las tierras holandesas durante el siglo XVI. El auge de los intercambios supuso el ascenso de la burguesía comercial; una nueva clase social que se convertiría en la principal clientela del pintor. Por ello, los trabajos de Marinus pueden interpretarse, con permiso de los expertos, en clave económica y social.

Desde la óptica económica, las obras de Marinus nos muestran dos aspectos interesantes. Por un lado, la recaudación de impuestos. 


Así, en el cuadro titulado La vocación de San Mateo (del museo Thyssen), se pone de relieve la importancia del recaudador de tributos, pues según los Evangelios, San Mateo era un funcionario público encargado de recaudar tributos que abandona su trabajo ante la llamada de Jesús. 
De hecho, el cuadro, colgado en la pared frente al espectador, contiene las referencias bíblicas (de los evangelistas Marcos, Lucas y Mateo) donde se narra ese acontecimiento. Por ello, no parece exagerado interpretar que el pintor, acaso atendiendo a su principal mercado, está reivindicando el trabajo del recaudador guiado por los valores de moralidad y honradez.  

Asimismo, en el cuadro El recaudador de impuestos (museo Hermitage; pudimos contemplarlo en Madrid hace meses en El Prado), las dos figuras muestran esa contraposición de valores. Mientras uno anota con meticulosidad las partidas recaudadas y cuenta con precisión las monedas, parece expresar la honradez en el desempeño de la función pública. El otro, con rostro grotesco, protegiendo con avidez la bolsa del dinero, expresa una crítica velada a comportamientos depravados y prácticas corruptas.

El otro ángulo de análisis económico en la obra de Marinus nos lo ofrece el cuadro El cambista y su mujer, en el que se observa el mundo de la financiación de la actividad económica. No podemos olvidar que el dinero es el flujo que facilita los intercambios y los préstamos constituyen el hilo conductor de la actividad económica. La figura del cambista que durante mucho tiempo se interpretó como símbolo de la usura, comienza a ser analizada por los expertos como imagen de aquella realidad económica en la que el florecimiento del comercio exigía cantidades de dinero disponibles en mercados geográficamente alejados.




Un aspecto fascinante en la obra de este artista es el relacionado con el ajuar vinculado a las actividades económicas que desempeñan los protagonistas. El detalle de legajos, tinteros, bolsas contenedoras de monedas, plumas de anotar constituye toda una riqueza informativa sobre los enseres requeridos para esos trabajos. Muy interesante es también la balanza con platillos triangulares del cambista junto a la caja con los diferentes pesos. Se trata de los instrumentos que permitían autentificar las monedas, pues al ser de metales preciosos como oro o plata, no era infrecuente que presentaran limaduras que hacían perder el valor de ese medio de cambio. En suma, la moneda no estaba respaldada por una autoridad estatal, como sucede hoy día, por lo que la labor del cambista además de facilitar los medios financieros era también la de controlar su valor.

Enlazando con el comienzo, siempre se ha creído entender que las obras de Marinus contenían una crítica implícita a la usura y aleccionaban sobre estos comportamientos condenables. Bien es cierto que durante mucho tiempo se identificó el cobro de intereses con la usura. De hecho, La Biblia contiene múltiples referencias, tanto en el Viejo como en el Nuevo Testamento (Éxodo, Deuteronomio, Levítico, Eclesiástico, San Lucas, San Mateo…), en los que se condena el interés en los préstamos, equiparando la tasa de interés directamente con la usura.  Esa misma interpretación se encuentra en la obra de William Shakespeare, El mercader de Venecia, donde se ensalza el comportamiento de un personaje que presta sin cobrar interés alguno (Antonio), con la del judío Shylock a quien se le condena por prestar con interés, aunque el mercader defienda la necesidad de obtener ganancia legítimamente en la actividad mercantil y se esfuerce por diferenciar ganancia y robo.

La usura en España está definida como el cobro de un interés muy superior al normal del dinero o en condiciones tales que resulte un contrato desproporcionado para una de las partes. Y, según la legislación vigente el interés moratorio no podrá ser superior en 2,5 veces al interés legal del dinero. Sin embargo, existen muchas empresas (basta ver anuncios publicitarios) que ofrecen créditos casi sin papeleo a plazos muy cortos y con elevados costes, bien por aplicar altos tipos de interés, bien por elevadas comisiones. Se trata de un mercado no regulado al que acuden clientes en la desesperación porque no tienen acceso al crédito bancario ofertado por las entidades oficiales, convirtiéndose en “deudores cautivos” de los créditos rápidos en condiciones abusivas. Estos casos suelen permanecer en la cara oculta de la vida, pero hay veces que saltan a la luz. El Diario de Burgos de 25 Abril de 2021 daba cuenta de la sentencia de un juez ordenando a Dinero Crédito devolver más de 1.900 euros a un burgalés que había firmado diferentes microcréditos a los que se había aplicado un interés superior al 3.000 por 100 cuando la tasa fijada por el Banco de España sobre créditos al consumo rondaba el 9 por 100.

Los bancos no son las instituciones mejor valoradas por la sociedad y la figura del banquero ha sido siempre objeto de caricatura. Basta recordar los dibujos del artista alemán, George Grosz, para comprobar este punto. Hay un cuadro en el museo Reina Sofía de este artista que ilustra muy bien este punto de vista. La obra se titula Haifische (Tiburones) donde los rasgos típicos de los personajes ponen de manifiesto el escaso aprecio social por estos personajes.


El negocio bancario, como cualquier otro, busca la rentabilidad si bien ésta tiene como contrapartida la percepción de las estrictas condiciones exigidas al cliente. Por ello, es muy fácil articular un discurso demagógico sobre la usura para calificar la actividad del sector bancario.  

No afirmo taxativamente que no puedan darse situaciones abusivas en determinadas circunstancias, pero un país desarrollado debe contar con los suficientes mecanismos de control y supervisión para que los préstamos, auténticos lubricantes de la economía, se concedan con las condiciones fijadas por la ley. La actividad bancaria, como todas las demás, debe ajustarse a los principios legales de cada estado y debería ser ejercida por entidades oficiales, debidamente reguladas, al tiempo que se controlaran aquellas prácticas de usura que atrapan a un buen número de personas.

 

 

domingo, 18 de abril de 2021

Marruecos: ¡Tan cerca, tan lejos!

                                         Nostalgia solar. 1962. Mohamed MELEHI


La pandemia no parece remitir como nos gustaría. El confinamiento perimetral me obliga a no salir de Madrid y busco refugio, una vez más, en el arte. Esta semana mis pasos fueron hasta el museo Reina Sofía y la exposición Trilogía marroquí. 1950-2020 me interesó.


La amplia muestra del Reina Sofía me ha permitido contemplar el dinamismo cultural de un país, Marruecos, a lo largo de las últimas 7 décadas. El título alude a tres ciudades:  Casablanca, Tánger y Tetuán. En ellas existieron importantes focos de creatividad y, bajo esa denominación, se hace referencia  a las expresiones artísticas producidas en tres períodos característicos (desde la independencia hasta finales de los sesenta; los años de plomo -1970/1999- y los años del siglo XXI).

Una exposición tan amplia exige varias visitas y paulatinamente fraguó la idea de que Marruecos y España, en términos de evolución socioeconómica, presentan rasgos muy similares de los que dan cuenta los artistas en sus obras. Por seguir con el juego numérico, he seleccionado tres hilos conductores que evidencian las similitudes entre ambos países.

En primer lugar, el arte como denuncia del autoritarismo del régimen político. 












Farid BELKAHIA. Tortura. 1961

Tortura (1961) de Farid Belkahia y Reflexión y reclusión (1972) de Latifa Toujani evidencian el papel de la obra artística como instrumento de protesta. Tanto España como Marruecos compartieron un entorno político no democrático, con fuerte censura y donde la creación artística permitió generar un espacio de crítica social






Latifa TOUJANI. Reflexión y reclusión. 1972


Si bien con pautas y velocidades diferentes, ambas naciones evolucionaron hacia monarquías constitucionales. De hecho, en España la constitución vigente se aprobó en 1978; en Marruecos data de 1992, aunque se modificó en 2011, recogiendo parte de las reivindicaciones de la denominada “Primavera Árabe” que sacudía la región.

En segundo término, Marruecos y España comparten una estrategia económica muy similar. Bien es cierto que, en términos socioeconómicos, ambos países están aún distantes, pero el modelo productivo presenta notables coincidencias, si bien la economía marroquí va sustancialmente más retrasada.

 Cuadro 1.- Indicadores básicos de desarrollo.

 

Marruecos

España

Población

36 millones

47 millones

Esperanza de vida (años vida al nacer)

75 H

78 M

81 H

86 M

Tasa de natalidad por 1000 personas

19

8

PIBpc en PPA*

43.496

7.826

Tasa de alfabetización

98

100

Población rural (% total)

37

19

Maquinaría agrícola por 100 KM2 de tierra cultivable

49

831

% ingreso total en manos del 10 % más rico

32

25

PIBpc en PPA es el producto interior bruto per cápita del país calculado según la paridad del poder adquisitivo (PPA). De manera simple, con este procedimiento se estiman las unidades monetarias locales necesarias para adquirir, dentro del país, la misma cantidad de bienes que en Estados Unidos se haría con un dólar.
Fuente: Banco Mundial. Base de datos. Indicadores.
Los datos del cuadro 1 evidencian que Marruecos es un país menos desarrollado que España; un ciudadano marroquí dispone de una renta que es casi seis veces menor que la de uno español. Además, la distribución del ingreso está más concentrada; el diez por ciento más rico de la población marroquí tiene siete puntos más de renta que el mismo estrato en España. Asimismo, la esperanza de vida al nacer es menor para un marroquí que para un español (6 años menor para el hombre y 8 para la mujer). Además, el porcentaje de la población que vive en zonas rurales es casi el doble que en España y su agricultura está mucho menos mecanizada y, por lo tanto, es menos productiva.


                                          Moulay Ahmed DRISSI. Labranza. s.i

Siendo cierto que existe una considerable diferencia, en términos de desarrollo económico y social, entre ambos países, también lo es que la pauta económica de Marruecos es casi idéntica a la de España. Las remesas de los emigrantes, la inversión directa extranjera y las exportaciones agrarias son los tres pilares del crecimiento de la economía marroquí, como también lo fueron para la española de los años sesenta.
Marruecos ha tenido una intensa emigración internacional; más de cinco millones de marroquíes viven en el extranjero y sus remesas son cruciales para dinamizar su economía. Por su parte, las exportaciones siguen sustentándose en el sector agrario (judías verdes, tomates y cítricos) y en los fosfatos, aunque en los últimos años un sector industrial muy ligado a la inversión extranjera está ganando un considerable peso.

Marruecos ha recibido considerables inversiones desde el extranjero con destino, entre otros, al sector automovilístico y aeronáutico, lo que explica la presencia de estos productos industriales en la balanza exportadora marroquí. Las fuertes entradas de capital extranjero en los últimos años han contribuido a modernizar la economía marroquí, como también lo hicieron en la española durante los ochenta en el horizonte de la incorporación a la antigua Comunidad Económica Europea. El título y la evocación de los antiguos ordenadores de esta obra de Mohamed Melehi. IBM 1962, me hizo pensar, de inmediato, en las inversiones de las grandes corporaciones.

La apuesta de las autoridades españolas por el turismo, que comenzó en la década del sesenta del pasado siglo y no ha hecho más que aumentar, se observa también en Marruecos. Los últimos datos revelan que el turismo se ha convertido en sector prioritario existiendo un plan del gobierno para situar al país entre los veinte primeros destinos turísticos mundiales. Cada vez más, desde ambos gobiernos se despliega una estrategia para reforzar los servicios turísticos como generadores de actividad económica. El turismo se presenta como la meta de nuestros los pasos; los gestores porque sus rendimientos son palpables en el corto plazo y ése es su horizonte y los turistas porque la velocidad del viaje nos tienta con una felicidad que se nos resiste en la vida diaria.

Por todo ello, la obra Adán y Eva, de la artista Soukaina Joual, me parece ilustrativa del paraíso que se nos ofrece con el turismo. Y, al final, la manzana tentadora no es la panacea que nos ofrecían. La crisis de la Covid19 ha puesto de relieve la fragilidad de una actividad tan coyuntural y el peligro que implica para las economías depender de sectores tan frágiles; las dos economías han experimentado caídas de ingresos por encima del 60 por ciento

Como tercer eje conductor, me referiré a la vinculación entre Marruecos y España, obviando todo lo relativo a las relaciones político-diplomáticas que no entran en esta reflexión. Ambos países se necesitan mutuamente puesto que son socios comerciales importantes. El mercado español es relevante para los productos marroquíes; el 25 por ciento de sus exportaciones van a España y un 16 por 100 de las importaciones son españolas. Además, Marruecos constituye el primer país destino de las inversiones españolas en África. De hecho, Marruecos juega un papel central como puerta de entrada en otros países africanos. Los menores costes laborales y los buenos servicios logísticos de Marruecos constituyen pilares competitivos en sectores como textil, automoción o agroalimentario, por citar algunos de los más relevantes.

En suma, Marruecos es para los españoles un país MUY; muy cerca en distancia y muy lejos en conocimiento. Los medios de comunicación nos dan noticias de pateras, tráficos ilegales y cosas por el estilo. Sin embargo, buena parte de nuestra economía está engarzada con la marroquí. Ambos países presentan una senda de desarrollo coincidente, aunque con distintas velocidades. Los flujos comerciales e inversores son importantes. No sólo una buena parte de las frutas y verduras que comemos provienen de Marruecos, sino otros productos se integran en nuestro sistema económico como bienes intermedios (los que sirven para hacer otros bienes). A modo de ejemplo, citaré la importancia de los fosfatos para la industria química (abonos...), o los componentes automovilísticos para el sector del automóvil español. Los españoles debemos mirar más hacia Marruecos y abandonar una, muy infundada, idea de superioridad que no esconde más que ignorancia.




El lector perdonará mi licencia. La obra de la exposición titulada 500 metros de silencio sea el pasado, dando entrada a un presente convertido en metros de palabras entre vecinos



jueves, 4 de marzo de 2021

Frente al Cristo de Velázquez: Y España sigue siendo católica.

 

 

Paseando, sin rumbo fijo, por las salas del museo del Prado me vi junto al Cristo de Velázquez. La belleza del cuerpo de Cristo muerto, respondiendo al planteamiento bíblico de “Cristo, el más bello de los hombres”, sujeto a la cruz con 4 clavos y el halo alrededor de la cabeza caída, me transmiten, siempre, una fuerte emoción.




Diego Velázquez: Cristo crucificado.  1632               José Manuel Ballester: Reinterpretación

Las grandes obras son casi inabarcables y, aunque las hayas contemplado muchas veces, siempre te sorprenden. Al mirar mas allá de la figura de Cristo me detuve en la excepcional factura de la cruz. De inmediato recordé la fotografía de José Manuel Ballester. Este artista rinde su particular homenaje a Velázquez, poniendo de relieve que el arte contemporáneo se nutre de los grandes maestros.

La imagen de esa cruz vacía, en la que la luz se ha rebajado sustancialmente y sólo se mantienen la sangre de los tres vértices y la cartela, constituye la insignia de la crucifixión de Jesucristo. Ahora bien, ese nexo, tan sencillo de encontrar para un cristiano, dudo que sea de fácil interpretación para las tres cuartas partes de la población mundial que profesa otras religiones, tal como expresan los datos del cuadro 1.

Cuadro 1.- Religiones en el mundo.


Principales religiones

Población mundial (%)

Católicos

16

Ortodoxos

7

Protestantes

4

Islam

16

No religiosos

12

Induismo

12

Budismo

11

Étnicos

10

Religión tradicional china

9

Fuente: Anuario Pontificio y Anuario Estadístico de la Iglesia.2020

Las obras del museo del Prado evidencian el peso de la religión católica en España desde hace siglos. De hecho, como señala el historiador J.H. Elliot, desde los Reyes Católicos, se buscó la unidad política entre los reinos mediante la implantación del catolicismo como religión común, lo que explica la expulsión de judíos y moriscos.

Sin entrar al análisis histórico de los últimos cinco siglos, el predominio católico en España ha seguido hasta nuestros días aunque con matices muy relevantes durante el siglo XX. La sociedad española de comienzos del siglo XX se podía identificar como mayoritariamente católica, pero la influencia de la Iglesia fue paulatinamente reduciéndose en las décadas del veinte y, sobre todo, durante los treinta.

El triunfo en la guerra civil del ejército de Franco estableció un régimen político apoyado, entre otros pilares, en la Iglesia Católica. De hecho, el término político que lo definía era Nacionalcatolicismo. A este respecto, resulta muy ilustrativa la información de la cartilla militar de mi padre que hizo la mili en el año 1950. 

Museo del Paloteo.
San Pedro de Gaillos. Segovia
Como puede verse en la foto adjunta, entre los datos que se recogían en el reclutamiento del soldado figuraba el apartado de religión. Las siglas C.A.R responden a la denominación: católica, apostólica y romana que, según el ordenamiento jurídico establecido  en 1939 era “la única religión de la nación española y gozará de los derechos y prerrogativas que le correspondan en conformidad con la Ley Divina y el Derecho Canónico”.

La Constitución de 1978 pone fin al anterior ordenamiento legal y establece la libertad religiosa en su artículo 16, estableciendo que “ninguna confesión tendrá carácter estatal”. Ahora bien, la sociedad española sigue siendo católica. Tal como demuestran los datos del cuadro 2,  el 60 por ciento de los españoles se declara católico aunque sólo el veinte por ciento de la población afirma ser practicante.


Cuadro 2.- Sentimiento religioso de los españoles.


Calificación religiosa

Porcentaje de la población

Católico practicante

19,9

Católico no practicante

39,9

Creyente de otras religiones

 2,8

Agnóstico

11,4

Indiferente, no creyente

10,3

Ateo

14,0

No contesta

 1,7

Fuente: Barómetro del CIS. Febrero.2021


En la última década, según los estudios realizados por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el porcentaje de personas que se declaran católicas (bien sean practicantes o no) ha descendido casi 15 puntos, mientras se ha duplicado el de aquellos españoles que se reconocen como ateos. Esta evolución pone de relieve la creciente secularización de la sociedad española en consonancia con los procesos de modernidad social que se manifiestan en tres direcciones: decadencia de la práctica religiosa, privatización de la religión y emancipación de la esfera político-social respecto de las instituciones religiosas.

Dicho todo ello, en la España de hoy el catolicismo identitario sigue vigente en las tradiciones populares (fiestas patronales, romerías, celebraciones navideñas…) y por supuesto en acontecimientos sociales, como funerales, por ejemplo. Nuestro lenguaje está impregnado de referencias religiosas, muy especialmente en los momentos de tribulación. Y, así se observan situaciones paradójicas que resultan más destacables en el ámbito de lo político cuando  las cohortes de representantes públicos, con ideologías próximas al agnosticismo o ateísmo, encabezan orgullosos las procesiones y misas solemnes en múltiples pueblos y capitales.

Cuando asisto a alguna celebración (boda, comunión o funeral) efectuados en el marco católico y compruebo que, salvo el oficiante y algún despistado, casi nadie es capaz de seguir el ritual o veo a los políticos procesionar entusiasmados en la correspondiente festividad, siento que la sociedad española aún sigue impregnada de catolicidad. Esta reflexión me hace recordar una anécdota que, aunque lejana en el tiempo, revela hasta que punto la cultura católica marca la vida de los españoles más allá de la práctica religiosa. El suceso me lo contó el hijo del médico que vivió aquel hecho. En aquella España republicana, de comienzos de los treinta del pasado siglo, una noche el médico de un pueblo recibió la visita de un hombre que le pide ir a visitar a su padre. Este doctor le explica que, tal como le había dicho un rato antes, su padre estaba muriendo y nada podía hacer la medicina por él. Y, ante su sorpresa, el hombre le responde: sí, sí, porque está muriendo vengo a llamarle; necesita que le de usted la extremaunción por lo civil.