sábado, 1 de octubre de 2016

AFGANISTÁN: Otra mirada.


          
  
(Todas las fotos corresponden a imágenes de Gervasio Sánchez presentes en la exhibición).
                        

Desde hace casi cuatro décadas, Afganistán es una referencia para cualquier ciudadano informado del mundo, aunque es muy poco lo que conocemos de este país. A partir de la invasión soviética de 1979, Afganistán vive en estado de guerra. Su territorio fue un teatro de operaciones durante la Guerra Fría y tras la retirada de la URSS en 1989, se han ido sucediendo diversos enfrentamientos entre grupos muyahidines y talibanes. Las potencias internacionales están presentes en el conflicto, y aunque las intervenciones militares son de diferente calado y duración, debe seguir hablándose de guerra, pese a que se quiera evitar esa palabra en las declaraciones políticas. En consecuencia la sociedad vive en un clima de intensa violencia e incertidumbre.

El fotógrafo Gervasio Sánchez y la periodista Mónica Bernabé, quien ha vivido durante cinco años en Afganistan, nos ofrecen una exposición en el Centro Conde Duque de Madrid, resultado de un trabajo exhaustivo . Nos acercan, de manera directa y sin rodeos, a la realidad de mujeres y niños que, al ser los eslabones más débiles de la organización social, experimentan en sus vidas un mayor grado de violencia.

Tanto las fotografías como los textos que las acompañan guían al visitante para ir desentrañando una realidad que casi nunca plasman los medios de comunicación generalistas. Y sobre todo, resulta impactante comprobar que el destino de ese buen puñado de mujeres, debidamente identificadas, constituye una pequeña muestra de una realidad más universal, a la que nos conduce el trabajo de estos profesionales.

La alegría y el dispendio de las fiestas que se organizan con motivo de las bodas nos recuerdan que en Afganistán el matrimonio es un acuerdo entre familias, en el que la familia del novio debe pagar una cantidad elevada por la mujer, de ahí que a partir de la unión, la misma familia del novio considera a la mujer como una pieza de su propiedad. Asimismo, se dan los matrimonios forzados y, aunque existe una ley que lo impide, las deficiencias institucionales del país, por ejemplo la inexistencia de registros legales que avalen la edad de las jóvenes, hacen inviable el cumplimiento de la ordenación legal.  La procreación y especialmente la de hijos varones es la finalidad del matrimonio.

Afganistán cuenta con unos 30 millones de habitantes, siendo la esperanza de vida 60 años, por lo que la franja de edad joven es la predominante, y en consecuencia los nacimientos son muy elevados entre las mujeres menores de 20 años. Este hecho junto a las deficiencias sanitarias (baste señalar que existen 2,3 médicos por cada 10.000 habitantes) explican las altas tasas de natalidad y, consecuentemente, las elevadas cifras de desnutrición y mortalidad infantil. Por ejemplo, casi la mitad (41 por 100) de los niños menores de 5 años sufren malnutrición crónica, y tanto los niños como las mujeres presentan altos niveles de deficiencias vitamínicas y de minerales.
Según la ordenación de Naciones Unidas, empleando un indicador de desarrollo (el denominado IDH), este país es uno de los más pobres del mundo. En el cálculo integran variables económicas (renta), educativas (logros en la escolarización) y sanitarias (esperanza de vida). Entre los 188 países para los que se mide el desarrollo alcanzado por las sociedades, Afganistán ocupa el puesto 171; únicamente 17 países presentaron resultados peores el pasado 2015.
Además, tres cuartas partes de la población viven en zonas rurales. La agricultura se convierte en el segundo sector en importancia después de los servicios. La incertidumbre política y la convulsa situación provocada por la guerra afectan directamente a la evolución económica generando muy bajos niveles de crecimiento y provocando un aumento de la pobreza. Baste señalar, también aquí, que Afganistán tiene una de las tasas más bajas de acceso a la electricidad en el mundo. Sólo el 38 por 100 de la población tiene acceso a la red eléctrica; porcentaje que en zonas rurales es únicamente del 10 por 100 y que llega al 75 por 100 en las ciudades. Entre estos afortunados, casi todos en zonas urbanas, son comunes los cortes de suministros hasta el punto de que la población cuenta con generadores privados para subsanar esta deficiencia.

Este clima afecta de manera muy directa a las mujeres quienes tienen mayores dificultades para acceder a la educación. Baste señalar que, pese a las deficiencias de los datos, las estadísticas señalan que solo el 6 por 100 de las mujeres mayores de 25 años ha logrado la educación secundaria; porcentaje que es 5 veces mayor para los hombres (30 por 100). Idénticos resultados se obtienen si se miden los años de escolarización entre hombres (5,1) y de mujeres (1,2). Por ello, tal como nos muestra la exposición, la drogadicción (no podemos olvidar que Afganistán es el primer productor de opio del mundo) o la muerte sean las salidas que encuentran las mujeres afganas para superar la falta de independencia y sometimiento social.
 
 Unas fotografías impactantes sobre el empleo de drogas o muertes provocadas (la mayoría quemándose con gasolina) de mujeres perfectamente identificadas nos acercan la brutalidad en la que se desenvuelve la vida de las afganas. Cuando en la mayoría de los países avanzados las tasas de suicidios son mayores entre los hombres que entre las mujeres, en Afganistán están casi igualados, siendo el suicidio femenino uno de los más altos del mundo.

Una ventana al optimismo se nos abre en la exposición cuando se plantean los avances legales que, al menos formalmente, se han implantado tras el final del régimen de los talibanes. En las últimas elecciones, el 27,6 por 100 de los representantes parlamentarios son mujeres, aunque sus fotos y sus testimonios nos siguen narrando una realidad alejada de los dictados de la ley, tanto por las dificultades intrínsecas de aplicar ésta, debido, entre otras cosas, a la elevada corrupción del sistema judicial, como por las restricciones que estas mujeres encuentran en el seno de sus propias familias, al imponérseles tanto los matrimonios concertados que, por cierto, casi ninguna cuestiona, como por las obligaciones de maternidad o autorización para acceder al mercado laboral. Según los últimos datos, sólo un 16 por 100 de las mujeres afganas participan en el mercado de trabajo, frente al 80 por 100 de los hombres.
Un grupo de jóvenes, pertenecientes sobre todo a las élites y clases medias altas urbanas luchan por superar la realidad de sus madres y abuelas. Rompiendo las ataduras de las convenciones sociales y buscando un modelo más acorde con lo que conocen de otros países, en la exposición se nos brindan las fotografías y los testimonios de jóvenes que, aunque en minoría, practican deportes tan alejados de lo que cabría esperar en ese entorno como el futbol o el boxeo; otras buscan en el arte una expresión a sus inquietudes, como la famosa grafitera Shamsia Hassani cuyos trabajos son conocidos entre los expertos.
 
En suma, el recorrido por esta exposición no deja indiferente a nadie. La belleza de las fotografías y el contenido didáctico de la muestra golpea el alma del visitante y agita las conciencias. Una vez más, el poder del arte trasciende las fronteras de la estética para servir de instrumento de reflexión. Y, todo de manera gratuita. ¡Alta recompensa para el espectador !

 
 


 

 

 

 

 

 

 

21 comentarios:

  1. Querida Monse, encontraba a faltar tus comentarios a alguna exposicion, siempre tan acertados y llenos de detalles y observaciones iré a la sala del Conde Duque a ver la que hoy comentas y así prestar atención a los aspectos q nos comentas. Muchas gracias, me acuerdo mucho de ti vecina. Un abrazo

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  2. Querida Monse, encontraba a faltar tus comentarios a alguna exposicion, siempre tan acertados y llenos de detalles y observaciones iré a la sala del Conde Duque a ver la que hoy comentas y así prestar atención a los aspectos q nos comentas. Muchas gracias, me acuerdo mucho de ti vecina. Un abrazo

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    1. Gracias Concha. Me alegran mucho tus palabras. Yo también recuerdo con cariño mi otra casa y mis vecinos. Cuando veas la expo ¿Por qué no hacemos un paseo y charlamos?. El arte como excusa ¿Qué opinas?.

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  3. Ya estaba echando de menos tus intervenciones. Las fotos son impactantes, pero a pesar de la vida tan dura de estas mujeres, yo veo una mirada de luchadoras. ¡¡¡ADELANTE!!!.

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    1. Gracias Lola. Me ha resultado interesante tu observación acerca de la capacidad de lucha que encuentras en los ojos de las mujeres afganas. Llevas razón, siempre, siempre, luchar y no rendirse ante la adversidad.

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  4. Me alegro mucho que le toque el turno a la fotografía, y además a Gervasio Sánchez; siempre que ví sus trabajos me impactaron mucho:
    Desaparecidos y Vidas Minadas me dejaron fría y me dieron mucho miedo, Sarajevo es mi favorito, sobre todo por la mirada humana de Gervasio y la capacidad de seguir una y otra vez a los personajes a lo largo del tiempo y ver cómo, en algunos casos, sus vidas mejoran.
    Cuando le conocí en Albarracín aún me despertó más interés su trabajo, y ahora, en ésta ocasión al tener la suerte de ver la exposición de Afganistán una vez más puedo seguirlo.

    Es admirable que gente como él con tanto coraje y pasión nos traigan la demostración de lo que está pasando de forma paralela a nuestras privilegiadas vidas, es algo que sabemos pero no imaginamos, que toleramos visualmente pero no siempre nos paramos a pensar.
    Éste trabajo es absolutamente recomendable de ver y es uno de los grandes y numerosos ejemplos del fotoperiodismo en España.
    Que 'el poder del arte trasciende la estética para la reflexión' ...es indudable.
    Esta muestra no deja indiferente a nadie y nos hace valorar mucho más.
    Muchas gracias Montse.

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    1. Me quedaba añadir que es una soplo de aire fresco ver los retratos de las chicas boxeadoras como símbolo de lucha.

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    2. Hola Montse. Me alegro de tu vuelta a la actividad del blog. Simplemente te digo: ¡Cuánto camino queda para que la mujer pueda vivir una cierta igualdad con el varón! Pero esta bien que alguien nos muestre con crudeza y con belleza la realidad. Tenemos que mejorar la conciencia y sobre todo las actitudes los varones. Gracias y un beso.

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    3. Hola Montse. Me alegro de tu vuelta a la actividad del blog. Simplemente te digo: ¡Cuánto camino queda para que la mujer pueda vivir una cierta igualdad con el varón! Pero esta bien que alguien nos muestre con crudeza y con belleza la realidad. Tenemos que mejorar la conciencia y sobre todo las actitudes los varones. Gracias y un beso.

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    4. Por razones técnicas que me desbordan, no puedo contestar de manera individual a cada uno. Por ello, gracias a Carolina y a Natxo por sus comentarios. En ambos casos y desde ángulos muy distintos apuntan hacia realidades que deben ser transformadas. Me sumo a esos sentimientos. Y, gracias otra vez. Vuestras respuestas son mi aliento.

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    5. ¡ Qué acertado comentario ! Gracias Carolina por valorar mi reflexión al hilo del trabajo de Gervasio Sánchez a quien veo que conoces muy bien. Me siento afortunada al tener entre mi grupo de lectores a una buena fotógrafo como tú. Espero seguir contando contigo. Un abrazo.

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  5. Montserrat, me alegro muchísimo de verte de nuevo tan activa y tan comprometida. Guardaré este fantástico artículo como oro en paño. Un abrazo

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    1. Gracias Concha. Te perdono la exageración en aras de la amistad.

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  6. Gracias Montse por tu interesante artículo que muestra una realidad escalofriante, de las tantas que hay en este mundo, que nos hace pensar, solidarizarnos y valorar la suerte que algunos tenemos.
    Un fuerte abrazo

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    1. Gracias a vosotros. Comparto plenamente vuestra opinión. Por cierto, me encantó nuestro encuentro la pasada semana.

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  7. Olá Montse
    Te echaba de menos ou, como dizemos cá deste lado, já tinha saudades dos teus textos sábios! Sabes que sou teu leitor indefectível e se algumas vezes, poucas, me escusei a um discreto e irrelevante comentário foi, seguramente, para esconder a falta de engenho ou, na mais simpática das hipóteses, porque cedi às investidas insidiosas da preguiça. Este teu texto e as fotos que o ilustram doem-nos como um murro no estômago que, nem de propósito, poderia ser aplicado pela jovem que, de lenço na cabeça, veste umas luvas de box.
    Bem-vinda, de novo

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    1. ¡ Cuánto me alegra tu participación ! Mario João, recuerda que eres mi comentarista internacional. La realidad de aquel país y de sus mujeres es un auténtico golpe en nuestras conciencias. Por ello, además de emocionarme el trabajo de estos dos profesionales me resultó tan conmovedor. Gracias por tus aportaciones. ¿Cuándo vendrás a Madrid?. Será una buena oportunidad para conocernos.

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  8. Me ha encantado como siempre tu reflexión, Montserrat, me ha entristecido también. La situación en los países árabes o su inmensa mayoría es un buen motivo de preocupación. Las guerras modernas tienen ahí su caldo de cultivo perfecto y la pobreza prolifera, junto con el fundamentalismo religioso. Además este último llevado a terrenos de países ricos (migraciones) parece tomar formas aún más extrañas, rígidas en su alienación. Junto con la revolución digital, pérdida de puestos de trabajo, la concentración de poder económico en manos de unos pocos y un general empobrecimiento del resto, entretejen una visión del futuro nada alentadora. Más si cabe para los eslabones más débiles que somos las mujeres... Habrá que ponerse unos buenos guantes de boxeo :)

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    1. Tu comentario es muy acertado y muestra tu amplio conocimiento del entorno socioeconómico internacional. Comparto tu ironía al afirmar que nos hacen falta unos buenos guantes de boxeo para controlar los golpes que la nueva configuración del tablero mundial nos depara. Gracias Renata por participar.

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  9. Hola! Me encanta volver a leerte! Este tema me entristece muchísimo. Escribo sobre eso (traduzco) desde hace años y las cosas no cambian pese a la guerra y el dinero presuntamente invertido. Y no hablemos de Siria. Creo que lo más duro es pensar que las cosas no cambian casi nada pese a las luchas de tantas mujeres (y hombres) pero habrá que pensar que son procesos de muchas décadas y que por eso no los vemos. Un abrazo y que sigas muy bien!
    Romina

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  10. Hola! Me encanta volver a leerte! Este tema me entristece muchísimo. Escribo sobre eso (traduzco) desde hace años y las cosas no cambian pese a la guerra y el dinero presuntamente invertido. Y no hablemos de Siria. Creo que lo más duro es pensar que las cosas no cambian casi nada pese a las luchas de tantas mujeres (y hombres) pero habrá que pensar que son procesos de muchas décadas y que por eso no los vemos. Un abrazo y que sigas muy bien!
    Romina

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