Cuando el 15 de noviembre de 2014
Marta Maíz y Enrique Herrada inauguraron su galería de arte en Martín Muñoz de
Ayllón constataron que su sueño era ya una realidad.
Estos dos arquitectos llegaron a la
pequeña aldea segoviana a comienzos de los noventa y poco a poco fraguaron su
proyecto: integrar el arte contemporáneo en el paisaje rural. La galería está
enclavada en un entorno espectacular. Para llegar hasta allí es preciso
recorrer una estrecha carretera que,
partiendo de Riaza, conviene transitar despacio, muy despacio, con tiempo para
la contemplación y el deleite. Los robles del camino te arropan y la luz,
cambiante pero siempre potente, intensifica el color rojizo de la tierras y tu
espíritu va preparándose para el bocado selecto que supone encontrar la galería
AP en medio de un territorio casi deshabitado a los pies de la sierra de Ayllón.
El edificio es un conjunto
armónico abierto hacia la montaña con un gran jardín natural que desempeña una
importante labor expositiva. La profesionalidad de sus propietarios se deja
notar; esos enormes ventanales abiertos al paisaje por los que se cuela la luz
hábilmente dirigida según las estaciones. Nada más atravesar la puerta te
invade una sensación placentera; te sientes tan bien recibida como si fueras
una invitada a la que estuvieran esperando desde hace tiempo. La acogida de
Marta y Enrique no puede ser más cordial. Te abren la galería y se ofrecen para
guiarte por la exposición; comportamiento sorprendente cuando piensas en los
espacios de arte urbanos, en los que, la mayor parte de las veces, el contacto
con el visitante se limita a una mirada escrutadora y a un desganado saludo. Nadie
se siente desplazado en AP Gallery; aquí no necesitas tener un doctorado en bellas artes o aparentar
ser un perspicaz comerciante en busca de valiosos diamantes para pulir.
El proyecto de AP Gallery es más
que un espacio expositivo en el ámbito rural. Su objetivo no es únicamente
trabajar la íntima conexión entre arte y paisaje acercando los resultados al
gran público, sino potenciar la creación mediante una oferta de residencias. Cualquier artista, con un plan de trabajo en
sintonía con la filosofía de la galería, que desee una estancia en un espacio tranquilo y en
íntima conexión con la naturaleza puede encontrar aquí las condiciones
adecuadas para desarrollarlo. Considerando que la oferta de residencias en
zonas rurales es muy limitada y concentrada esencialmente en Cataluña, la
apuesta de AP Gallery contribuye a paliar una deficiencia en la promoción y
ayuda del artista, al tiempo que puede servir para dinamizar la vida en los
pequeños núcleos rurales en España.
A partir los datos ofrecidos por
la Secretaría de Estado de Cultura se ha elaborado el cuadro 1. La información
contenida en esta tabla, necesariamente es limitada puesto que el registro en
las fuentes oficiales no es obligatorio y seguramente no está muy actualizada,
pero en todo caso sirve para ilustrar la escasa atención que desde el mundo
rural se presta a la creación artística en Europa. También aquí podría haber un
espacio muy interesante para que los
estrategas de la Unión Europea desarrollaran una política más efectiva de
desarrollo rural. El arte, como ya afirmaba en la anterior entrada, podría ser
un estupendo vehículo de progreso para zonas con menores posibilidades de crecimiento. En
este sentido, AP Gallery puede ser un caso interesante para estudiar el impacto
que, a medio plazo, pueda llegar a ejercer el arte en el pequeño municipio de Martín
Muñoz de Ayllón y sus proximidades. El tiempo lo dirá…
Cuadro 1.- Espacios para la
creación artística.
PAÍS
|
Total
|
Entorno
rural
|
Alemania
|
25
|
6
|
Dinamarca
|
4
|
0
|
España
|
17
|
5
|
Estonia
|
4
|
1
|
Finlandia
|
13
|
1
|
Francia
|
30
|
7
|
Irlanda
|
9
|
1
|
Islandia
|
11
|
2
|
Portugal
|
4
|
2
|
Reino Unido
|
24
|
5
|
Suiza
|
5
|
0
|
Fuente: Subdirección General de
Promoción de Bellas Artes.
Volviendo a la actividad de AP
Gallery, en la presentación pública del
espacio se eligió a uno de los grandes: Amadeo Gabino. Los dibujos, grabados y
esculturas de este artista configuraron la retrospectiva titulada “metales translúcidos”. La obra de este reconocido artista, nacido en 1922,
vistió de gala las salas y sus maravillosas esculturas lucieron espléndidas en
el vasto jardín abierto hacia la Sierra de Ayllón.
Cuando visité la galería este
pasado verano, se exponía la obra de Raquel Bartolomé. Esta artista, ganadora
de una de las Becas Ayllón de hace unos años (2007), nos ofrecía todo un
despliegue de formas y colores en torno a un objeto cotidiano: las sillas. Raquel
empleaba este sencillo artículo de nuestra vida diaria para referirse al espíritu que encierran nuestros espacios vitales, tanto los privados como los
colectivos. Por ello, el título de la exposición “Domus Aura”, un hábil juego
de palabras, adquiría todo su sentido al final, cuando el espectador había
depurado la emoción e interiorizado el mensaje de las obras.
Ella vive y trabaja en un pequeño
pueblo segoviano próximo a Pedraza y su obra, aparentemente, refleja ese ámbito
que le es próximo. Sus sillas nos narran tardes de primavera en las que las
mujeres se sentaban a la puerta de sus casas para coser, hilar o compartir
historias o las charlas de las cálidas noches de verano. Ahora bien, ese
paisaje doméstico nos remite a lo universal. Las palabras agazapadas en las telas,
ininteligibles que ya no parecen transmitir nada a quien las observa de manera
rápida, te remiten a planteamientos más profundos si les dedicas tu tiempo. Esos
colores escondidos detrás otros más poderosos reflejan esas esperanzas o esos sueños tejidos por cada hombre que van
deshilachándose con el paso del tiempo.
Me conmovieron esas sillas aisladas, solas, amontonadas, olvidadas de la función que un día tuvieron y, sobre todo, abandonadas como objetos inservibles.
En su cuadro La Escuela, los colores naranjas, verdes, rosas o azules dan luminosidad a un mundo que se nos presenta apagado e incluso en ruinas, como muchos de nuestros pueblos castellanos. De inmediato pensé en los múltiples casos de abandono y desolación en la que se encuentran las escuelas en buena parte de los pequeños núcleos rurales. Esos edificios públicos que un día fueron el templo del aprendizaje se hallan hoy convertidos en bares (los mejor conservados), o en estado ruinoso. De inmediato y por deformación profesional, acudí a las estadísticas.
Me conmovieron esas sillas aisladas, solas, amontonadas, olvidadas de la función que un día tuvieron y, sobre todo, abandonadas como objetos inservibles.
En su cuadro La Escuela, los colores naranjas, verdes, rosas o azules dan luminosidad a un mundo que se nos presenta apagado e incluso en ruinas, como muchos de nuestros pueblos castellanos. De inmediato pensé en los múltiples casos de abandono y desolación en la que se encuentran las escuelas en buena parte de los pequeños núcleos rurales. Esos edificios públicos que un día fueron el templo del aprendizaje se hallan hoy convertidos en bares (los mejor conservados), o en estado ruinoso. De inmediato y por deformación profesional, acudí a las estadísticas.
Cuadro 2.- Gasto porcentual en dos rúbricas del consumo.
PAÍS
|
Cultura
|
Bares
y restaurantes
|
Alemania
|
1,05
|
0,47
|
Dinamarca
|
1,15
|
0,50
|
España
|
0,66
|
0,91
|
Finlandia
|
1,04
|
0,42
|
Francia
|
0,77
|
0,55
|
Irlanda
|
0,89
|
0,79
|
Portugal
|
0,53
|
1,04
|
Reino Unido
|
1,36
|
0,93
|
Suecia
|
1,41
|
0,38
|
Unión Europea 28
|
0,85
|
0,57
|
Fuente: Eurostat.
Aunque hablando de números
siempre es conveniente una cierta precaución, pues este instrumento de trabajo
no es tan preciso como las preparaciones de laboratorio, lo cierto es que nos
informan de los trazos gruesos del aspecto analizado. En este caso, tal como se
sintetiza en el cuadro número 2, al observar la distribución del consumo en los
hogares de algunos países europeos y comparar el gasto realizado en “Bienes y
servicios culturales” y “Bares y restaurantes” los resultados son nítidos. No
importan los valores absolutos, lo relevante es que tanto España como Portugal
presentan una pauta de consumo bastante alejada de otros países europeos más
desarrollados. Las sociedades ibéricas destinan una proporción sustancialmente
mayor de su gasto a comer y beber en locales públicos que a las actividades de
carácter cultural. Por ello, retomando el hilo de la obra de Raquel Bartolomé,
no puede sorprendernos que en España buena parte de las antiguas escuelas
rurales hayan encontrado como única salida a su desaparición la de albergar el
bar del pueblo. ¡Leer o beber, ésa es la cuestión! Nosotros lo tenemos claro: el vino hace olvidar las penas.
Me parece muy buena la reflexión, Montse. Aunque me gustaría saber exactamente, qué se entiende por cultura en esos datos, para ver dónde se encuentran las diferencias: visitas a museos, galerías de arte, compra de libros, teatro, cine.... Y me llama la atención los datos de Francia, no tan alejados de los nuestros en Cultura.
ResponderEliminarSeguramente, seremos más incultos o demos menos importancia a la cultura... no sé, pero, también es verdad que aquí tenemos un clima envidiable para la mayoría de ellos y es muy común quedar con amigos a tomar unas cañas o a comer en la terraza de al lado de casa. Y, ya sabes, cuando los recursos son escasos ... hay que elegir Jajajajajajajaja y, efectivamente, el vino hace olvidar las penas. Lo malo es que esos países también lo saben y si no, mira los niveles de alcoholismo en los paísen nórdicos (y suicidios). Nadie es perfecto.
Muchas gracias Dori. Es cierto que en el apartado relativo a cultura las estadísticas europeas, como bien sabes, incluyen un conjunto muy variopinto de actividades: libros, periódicos, servicios culturales... Ahora bien, yo sostengo que, aunque sean bastantes imprecisos los números, la conclusión es nítida: en España gastamos más fuera en bares y restaurantes que en bienes y servicios de índole cultural. Ya lo dice una canción de Joaquín Sabina "solo en Antón Martín, en Madrid, hay más bares que en toda Suecia o Finlandia (ahora no lo recuerdo)".
EliminarEstoy de acuerdo en que la vida en los países nórdicos no es idílica. El alcoholismo es elevado, pero seguramente beben en casa y no fuera, por ello el gasto se refleja en el apartado de bebidas alcohólicas (grupo 2). Y, sí, tenemos más sol y comemos fuera mucho más con amigos y familia, pero gastamos bastante menos en cultura.
Me encanta debatir sobre este punto. ¿tienes algún ejercicio de estos con tus alumnos?.
Enriquecedor como siempre. Como hija de segoviana (por cierto, de muy cerca de Ayllón) me siento orgullosa de esta iniciativa. Gracias Montse
ResponderEliminar¡ No puedes perderte este espacio ! Te va a encantar.
ResponderEliminarUna maravilla de articulo, nos ha encantado y ha sido una llamada a gozarle un situ. Dice Marina que escribes de maravilla. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, aunque soy consciente de que el cariño provoca exageración. Os animo a visitar esta galería. El paisaje y el proyecto os gustarán.
EliminarNi más ni menos pero voy a intentar a visitar la AP Gallery y más que últimamente va a montar conmigo a caballo una amiga arquitecta. Además, aparentemente en el primer cuadro España sale bastante bien parada en cuanto a la proporción de espacios artísticos rurales. Para mí, en cuanto a los gastos de cultura vs bares, el hecho puede indicar que la cultura en otros lugares es más cara también o que la gente se reúne más en sus casas como comentáis.
ResponderEliminar¡ Bienvenida Renata ! Gracias por tu comentario. Desde luego, como a mis otros amigos lectores, te animo a visitar la galería. Tú vas muy cerca a montar a caballo; puedes ir incluso en un galope. Ya me contarás...
EliminarY, en relación al asunto de bares/cultura, ya hemos hablado alguna vez del tema. Como extranjera tienes una visión muy diferente a la mía. Eres mucho más condescendiente con la sociedad española. Seguramente yo tengo un enfoque más pesimista y me parece que en este país no se cuestiona el gasto en copas (los bares están bastante llenos a pesar de la crisis), pero se piensa que la cultura debe ser gratis; piensa en la importancia del pirateo en España.