La oscura travesía
A Luis Bañuelos Fernández y a todos esos
alumnos que me enseñaron a “estudiar la economía y la sociedad en los museos”
empleando sus propias palabras.
En el año 1939, al terminar la Guerra Civil,
España era un país devastado. El cuadro
que Salvador Dalí pintó en el año 1939, El enigma de Hitler, es un instrumento
muy adecuado para ilustrar alguno de los rasgos más sobresalientes de la larga
posguerra. No se trata de indagar en las referencias dalinianas, tarea propia
de especialistas en arte, sino de emplear el contenido de la obra como
mecanismo interpretativo de una etapa histórica.
Salvador Dalí: el enigma de Hitler. 1939. MNCARS |
El triunfo del ejército de Franco configuró un
régimen político que duró hasta su muerte en el año 1975. Se edificó un nuevo
estado con un gobierno militar y apoyado en tres pilares básicos: el Ejército,
la Iglesia y la Falange, con una ideología oficial basada en el anticomunismo y
un aparato institucional construido a partir de intensos procesos de depuración
de funcionarios públicos (maestros, profesores, jueces…). La fotografía de
Hitler es el hilo conductor que nos recuerda el tiempo de dictaduras en la
Europa de finales de la década de los treinta. En España, Italia y Alemania se
habían consolidado sistemas autoritarios y la dictadura comunista de Stalin
gozaba de un poder creciente.
Ese teléfono cortado se convierte en el signo
del aislamiento exterior del régimen de Franco; situación que se mantuvo hasta
finales de los años 50. De hecho, España no fue admitida en la ONU (creada en
1948) hasta 1956 y no perteneció al Banco Mundial y al Fondo Monetario
Internacional (creados en 1944) hasta 1958 cuando la diplomacia de Estados
Unidos optó por apoyar al régimen de Franco con el objetivo último de incluirlo
en su estrategia geopolítica de guerra fría con el comunismo. Por ello, como tan
bien nos recordó Luis Berlanga en su película Bienvenido Mr. Marshall (exhibida
en la actualidad en la planta cuarta del museo), España quedó excluida de los efectos
impulsores de la nueva política económica norteamericana en la Europa del final
de la Segunda Guerra Mundial.
La libertad desaparece; me atrevería a sostener
que la misma palabra quedó borrada durante años del vocabulario español. La
sociedad española vivió sumergida en un clima de guerra a lo largo de toda la
década de los cuarenta. De hecho, el estado de guerra que la Junta de Defensa
había decretado a finales de julio de 1936 no se levantó hasta el 7 de abril de
1948. La movilidad de los ciudadanos
queda regulada, no solo las salidas al extranjero precisaban un permiso
especial, sino los desplazamientos internos necesitaban una autorización
previa, el denominado salvoconducto.
A nadie puede sorprender que la libertad
creativa quedara sometida a los criterios estéticos del régimen. El espíritu
cultural del momento se nutría de la exaltación nacionalista y la defensa de la
tradición como valor artístico. La vanguardia fraguada en los años previos
queda liquidada y el ímpetu renovador fue interrumpido. El arte oficial era de
tipo conmemorativo; fueron los tiempos del Valle de los Caídos o el Arco del Triunfo de
Moncloa en Madrid, por citar algunas referencias. Buena parte de los artistas se exiliaron e
incluso los que quedaron aquí, como puede verse en la obra de Benjamín Palencia
reorientaron su trabajo hacia un estilo más conservador.
La libertad económica también se restringe. Se
limitaba la libre creación de empresas existiendo una legislación ordenancista
que exigía la autorización previa para abrir un negocio, con el consiguiente
bloqueo de las capacidades emprendedoras. No es de extrañar que el Estado, a
través del creado Instituto Nacional de Industria, fuera casi el único agente
empresarial ante la falta de iniciativa privada.
Museo del Paloteo. San Pedro de Gaíllos. Segovia |
La política económica era de
corte intervencionista. Se instaura el control de las producciones y por
extensión el racionamiento para la compra de los productos básicos (aceite,
azúcar, harina…) mediante las cartillas de racionamiento que perduraron hasta
bien entrada la década de los cincuenta. Aquí no puedo evitar citar a mi abuelo
Gregorio quien conservó su cartilla toda su vida; estaba convencido de que
tendría que volver a utilizarla en cualquier momento. La economía experimentó
un profundo estancamiento. Las bases industriales estaban deshechas, sólo una
agricultura no modernizada y poco productiva sostenía a la población. La sequía
del año 1945 provocó unas malas cosechas. La falta de infraestructuras impidió
el abastecimiento de unas zonas hacia otras
y el comercio internacional estaba bloqueado por la situación de
aislamiento político. El resultado fue una
extensión de la pobreza, hasta el punto que ese año recibe la dolorosa
denominación del año del hambre.
La renta media de los españoles cayó como consecuencia
del crecimiento negativo que se produjo desde 1935 hasta 1950. La mayor parte
de la población vivía en la pobreza. En 1959 el nivel de vida en España era
comparable al de Gran Bretaña en 1872 o al de Francia de 1912. Por ello, las
cinco judías en el plato, aunque puede interpretarse como una referencia a la
situación de los judíos en Alemania, constituye todo un símbolo de carestía en
esos años de mercado negro (el famoso estraperlo). La rama rota, la presencia
del murciélago, el paisaje oscuro y sombrío son una buena metáfora del período
oscurantista. Una barca alejándose y el niño que parece agitar un pañuelo de
despedida evocan el exilio. La lágrima y el paraguas colgado pueden observarse
como símbolos de la desolación y del dolor originados por el enfrentamiento.
Antoni Tàpies. Gato y Pirámides 1948. MNCARS |
Al hilo de todo lo anterior, el cuadro de
Antoni Tàpies me trae los ecos del férreo control social y político existente en la
España de esos años. Se trata de una obra que, como se afirma en la sala 405
donde se expone, representó una nueva savia
en la recuperación de las vanguardias del primer franquismo. La pirámide como arquitectura funeraria y ese
animal que nos mira desafiante con unas orejas que recuerdan los cuernos del
diablo, único pasajero de la noche, evocan el vacío de la muerte y el manto de
luto que cubrió a la sociedad española durante tanto tiempo. Esa España en
blanco y negro que tanto tardó en desaparecer, tal vez hasta muy entrada la
década de los sesenta, cuando se produjeron los cambios de rumbo en la política
gubernamental (Plan de Estabilización…) y el crecimiento económico consolidó
una clase media que vertebró la sociedad española.
La historia descrita nos queda lejos,
afortunadamente; parece una referencia a la vida de las cavernas del país, pero
debería recordarse algo más. El pueblo que desconoce e ignora su historia está
condenado a tropezar en la misma piedra una y otra vez. Y, en el actual
contexto, el deterioro de la educación pública, entre otras cosas, está
originando una erosión de las clases medias. En la España de hoy el
clientelismo, principalmente el político, ha sustituido a la meritocracia; el rendimiento
por el esfuerzo personal es inferior al obtenido por la proximidad al poder. Los
efectos no se perciben de inmediato, pero a medio y largo plazo una sociedad
que infravalora la formación, el mejor vehículo para impulsar la movilidad
social, verá crecer las desigualdades. El desarrollo de un país está
estrechamente relacionado con la reducción de la brecha social y la
responsabilidad de las élites es elevada, aunque las de aquí parecen desconocer
que tienen un papel social más allá del papel cuché.
He leído tus artículos, y solo decirte, "sigue escribiendo"
ResponderEliminarGracias Lola. La aventura me está aportando mucho. Seguiré...
EliminarMuy interesante la descripción sosocioeconomic de esa parte de nuestra historia, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarGracias Gregorio. La familia en España cumple funciones esenciales, tanto sirviendo de colchón en las situaciones de elevado desempleo como animando en proyectos poco convencionales.
EliminarEstupendo y muy oportuno. Como siempre es un placer leerte. Felicidades Montse.
ResponderEliminarCuánto me alegran tus palabras¡¡¡ Gracias.
EliminarExhaustivo análisis y profundización de una época Montse; me interesa El enigma de Hitler porque es una pieza que siempre llamó mi atención precisamente por éso, por enigmática, como me suele pasar con Dalí desde niña. Pero como siempre pasa, nunca sabemos lo suficiente de todo lo que hay detrás de una obra...
ResponderEliminarParece que es interesante ver la pelicula La dama de oro, me viene a la cabeza por cierto... Gracias!
Todas las obras encierran múltiples historias, seguramente tantas como espectadores las contemplan. Esa es la grandeza del arte. Tú lo sabes bien que trabajas desde la fotografía.
EliminarTomo nota de la película. Gracias.
Tu presentación me parece muy interesante y profunda. Es verdad que no debemos olvidar la historia, pues encierra claves que nos han marcado y de las que siempre podemos aprender algo y actuar en consecuencia.
ResponderEliminarMuchísimas gracias y un fuerte abrazo.
Muchas gracias a vosotros. Vuestros comentarios me animan a proseguir.
EliminarÀ volta de dois quadros (El enigma de Hitler: Dali e Gato y Pirámides: Tàpies), que, guiados pela tua sábia mão, vamos, ao longo do texto, aprendo a interpretar, transportas-nos para os anos negros da ditadura. Falas-nos do isolacionismo, da supressão das liberdades - de expressão, criativa, económica… -, da fome, da desolação, da dor, do obscurantismo!!! Ao ler-te, não pude deixar de pensar que, mutatis mutantis, estavas, também, a referir-te a este outro lado da fronteira. A península terá sido vítima de alguma maldição?
ResponderEliminarMontse, deixa-me dizer-te, por fim, que aprecio muito o teu estilo literário, o ritmo solto do teu fraseado e, vê lá, até a melancolia que, sinto, anda escondida pelos teus textos.
Esses teus alunos são gente de sorte, de muita sorte!
Gracias Mario João. Eres muy generoso conmigo. Me alegra comprobar que una obra de arte sirve para interpretar una realidad histórica con una dimensión más amplia. Me ha parecido estupendo que al leer mi reflexión te haya recordado las similitudes con el caso portugués. No creo en las maldiciones, pero el entorno institucional de los países determina su evolución económica y consecuentemente social. Por eso yo insisto tanto, entre otras cosas, en el comportamiento de las élites y en el esfuerzo por generar capital humano. No me abandones... Eres mi eco en Portugal. Muito obrigada¡¡¡
ResponderEliminarApercebi-me, quando li a tua resposta, que no meu texto há o tempo de um verbo errado que retira, de algum modo, sentido à frase. Peço, por favor, que onde se lê “…vamos, ao longo do texto, aprendo a interpretar…” se substitua aprendo por aprendendo.
EliminarGracias por tus palavras!
Querida Monse, aunque hasta hoy no he leido " Visita al museo Reina Sofía (III) " te puedo asegurar que me produce una sensación de tristeza el contenido porque expresa una realidad tan cercana. Pero me encanta leerlos por la sensibilidad y el acierto que pones en tus palabras. Espero el siguiente relato¡¡¡
ResponderEliminarGracias amiga¡¡¡
ResponderEliminarHola Montse!
ResponderEliminarComo siempre un auténtico placer leerte.
Gracias por tu tiempo y tu elogio.
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