La exposición sobre los cartones
de Goya que presenta el museo del Prado sirve de base para una reflexión muy
personal sobre la economía y la sociedad española actual. El recorrido por las
distintas secciones en las que se ha organizado la muestra me conduce, casi sin
darme cuenta, a noticias de la España de hoy. Esos primeros cuadros relativos a
la caza, donde el pintor inmortalizó al rey Carlos III con su escopeta, su
perro y el fondo de la sierra madrileña me hizo recordar, casi de inmediato, cómo
la actividad cinegética hoy sigue siendo el entretenimiento de monarcas, aristócratas y burgueses, ya no como
preparación para la guerra y alivio de la hipocondría, sino como pago de
favores o tejido de redes sociales desde las cuales obtener beneficios
económicos. La prensa del último año nos ha mostrado imágenes tanto del Rey de
España en una cacería en África, justificada como la aceptación de un regalo y
cumplimiento de obligaciones de representación, como la de un presidente de
Bankia, cuya gestión empresarial ha sido desastrosa para la entidad, posando
ufano, éste último, entre colmillos de elefantes.
La obra titulada Riña de gatos me remite al actual enfrentamiento en la escena
política y las batallas internas en los partidos. Esas luchas, tan arraigadas
en el tejido político español, manifiestan el olvido de nuestros representantes
de sus compromisos con la sociedad a la que representan, dejando en evidencia
su interés por el corto plazo; su objetivo es la victoria electoral de la que tantos
réditos económicos se derivan para ellos y para sus allegados. Ahora bien, si
la pugna política es importante entre partidos resulta mucho más intensa en el
interior de los mismos, especialmente cuando están en la oposición y hay menos
prebendas para repartir. Sin embargo, los personalismos y las batallas internas
no son privativas de la clase política, también en el seno de instituciones
académicas o culturales, por citar algunas, desencadenan enfrentamientos cainitas,
aunque pocos de ellos llegan a la sociedad a través de los medios de
comunicación.
Muy actuales resultan las obras
agrupadas bajo la denominación Divertimentos.
Los personajes de Los Jugadores de
Naipes expresan con sus gestos el apoyo y la admiración hacia el estafador
quien, con métodos nada ortodoxos, consigue la riqueza de manera rápida.
También en La riña en la Venta Nueva
el motivo del juego de cartas desencadena una pelea en la que no se duda en la
utilización de las manos, los palos o las piedras para resolver el contencioso.
En la España de hoy el juego sigue teniendo un papel esencial. Baste recordar
que en la actualidad el dinero dedicado al juego y apuestas es muy superior al
presupuesto destinado a innovación. Por lo tanto, no sorprende el impacto
mediático de la lotería nacional, especialmente la navideña, cuando cada 22 de
diciembre se convierte en la noticia más repetida a lo largo de dos días. La
sociedad española otorga al azar, al
menos, tanta importancia como al trabajo para la obtención de riqueza.
Goya nos muestra la transmisión
de valores desde las clases aristocráticas hacia el pueblo manifestada, entre
otros aspectos, en las diversiones. La
popularización del juego de pelota observado en el cuadro del mismo título nos
remite a la vigencia de deportes que, como el golf o el esquí, otrora tuvieron
una consideración de exclusividad. Por su parte, la aristocracia también juega
a imitar al pueblo en la vestimenta o en ciertos divertimentos, como refleja el
magnífico cuadro de La gallina ciega.
Ese comportamiento de tono populista también lo encontramos hoy cuando
representantes de los estratos más elevados de la sociedad aparecen en lugares
públicos, bien asistiendo a espectáculos de corte popular o defendiendo la
comida más humilde. Incluso existe un restaurante muy afamado en Madrid cuyo
plato estrella, huevos con patatas, es la atracción de nacionales y extranjeros;
las preferencias gastronómicas del anterior monarca no son ajenas al auge del
local.
Las costumbres compartidas entre
las clases sociales se plasman en la obra La
pradera de San Isidro. La comida, la bebida y el baile constituyen las
manifestaciones de ocio y diversión tanto del pueblo como de las clases altas.
La festividad del patrón de Madrid es celebrada por todos, de igual manera,
aunque separados en el espacio físico y con ciertos matices diferenciales, por
ejemplo el uso de las sombrillas empleadas por las mujeres aristocráticas para
defenderse del sol. Tampoco hoy en España la clase dirigente ofrece una
inclinación mayor hacia actividades intelectuales en sus diversiones por lo que
resulta habitual, especialmente en los veranos, observar que tanto unos como
otros prefieren el mar para destino de sus vacaciones. El bronceado perfecto es
el objetivo; unos lo logran en las arenas atestadas de las playas, los otros lo
obtienen en las cubiertas de yates unos cientos de metros más lejos.
Me detendré en dos cuadros: El resguardo de tabacos y El ciego de la guitarra que,
inevitablemente, tienen un alto contenido económico actual. En el primero unos
guardias luchan contra el contrabando de tabacos, evitando así que los
impuestos por el comercio de este producto escapen a las arcas del Estado. En
la época de Goya los guardas del tabaco estaban a cargo de vigilar los caminos
para impedir que los contrabandistas desarrollasen su negocio y las arcas
públicas perdieran los ingresos derivados de su comercio. No debe olvidarse que
en ese momento, las rentas del monopolio del tabaco constituían una partida
esencial de los ingresos públicos, aproximadamente el 15 por 100 del total. En
la actualidad, los impuestos del tabaco
representan menos del 5 por 100 de los ingresos fiscales, sin embargo en la
economía española existe una importante economía sumergida que detrae una cantidad
importante de recursos para el buen funcionamiento del sector público. El
tráfico de drogas o las actividades de corrupción que tanto espacio ocupan en
las noticas son manifestaciones actuales de aquel contrabando de tabacos.
La segunda de las obras nos
remite a la búsqueda de recursos en una sociedad atrasada. Una persona con
limitaciones físicas, la ceguera, tenía dificultades para trabajar en un modelo
económico basado en el trabajo corporal, por ello emplea toda su agudeza para
ganarse la vida cantando y narrando por los pueblos y ciudades historias,
generalmente truculentas, a cambio de una limosna. Asimismo, la figura del
aguador (obsérvese que se trata de un negro) con la espalda doblada por el
esfuerzo de acarrear y vender el agua potable expresa la necesidad de subsistir
en una economía de escaso desarrollo. En la actualidad estas formas de ganarse
la vida han desaparecido, aunque en nuestras ciudades vemos cada día cómo
inmigrantes africanos sobreviven con las ventas callejeras o cómo las altas
tasas de desempleo en España han llevado a ciudadanos a rebuscar en los
contenedores tanto comida como cartones,
metales o cualquier producto que pueda tener demanda.
La falta de un Estado del
Bienestar en las sociedades atrasadas me llevó a reflexionar sobre los
problemas en la sanidad pública española que evidencian la erosión de uno de sus
pilares cruciales (el otro es la educación). La degradación de la sanidad
pública es oculta y está instalada en el deterioro continuo ante la pasividad
de los políticos por lo que salvar esta columna vertebral del desarrollo del
país es una exigencia moral; planteamiento defendido no solo por los
profesionales o pacientes, sino por filósofas de la talla de Victoria Camps o
Adela Cortina entre otros.
La consideración del matrimonio
de conveniencia, un asunto muy debatido en la época de Goya por los ilustrados,
está presente en La boda. Los
matrimonios entre desiguales como mecanismo de ascenso social han sido mucho
más generalizados en el pasado que en la actualidad. Lo relevante en el
contexto social español es que, ante el deterioro de la educación y la práctica
desaparición de la meritocracia, la movilidad social queda muy trabada
ampliándose la brecha en la desigualdad social. Por ello, resulta sorprendente
que en los últimos años en las casas reales europeas, incluida la española,
hayan tenido lugar matrimonios con cónyuges de distinta procedencia social. El
fenómeno ha sido calificado como democratización de la realeza, aunque puede
interpretarse también como el empleo del matrimonio para hacer perdurar la
institución, dándole un barniz popular en el siglo XXI, cuando ya pocos osan
defender el nacimiento como fuente de privilegios.
Muchas son las obras que integran
esta exposición temporal y no es el objetivo de estas líneas repasar todas y
cada una de ellas. La genialidad técnica de Goya está suficientemente destacada
por los expertos. El placer derivado de la contemplación de los trabajos de
este artista está asegurado y justifica una visita al museo del Prado en
cualquier momento donde se exhibe buena parte de su producción. Esta reflexión
tiene otro objetivo: animar al visitante a utilizar el arte como instrumento de
análisis. El deleite está servido y se
aprende haciendo…
Magnífico texto, sin bien sobre España, también universal.
ResponderEliminarGracias.
EliminarHola Montse, excelente entrada, me gusta como hablas de la España de ahora con referencias del pasado del magnífico Fco de Goya, un abrazo.
ResponderEliminarGracias Lucio.
Eliminar¡Hola, Montse!
ResponderEliminarMe gusta mucho como relacionas la sociedad actual con el arte, en este caso con cuadros de Goya. Espero con ansia el siguiente :)
Gracias Dori. Espero no defraudarte. Confío en que participes activamente.
ResponderEliminarEnhorabuena Montse. Una gran iniciativa hacer un blog con esa idea tuya de utilizar el arte para estudiar y conocer la sociedad. Tu interpretación de los cuadros de Goya es muy apropiada para conocer la sociedad madrileña (y española y mundial). Nos muestra como los poderosos no cambian: nos ponen cebos para que piquemos. El déficit cultural y democrático de España queda bien expresado en tus comentarios. Creo que va siendo hora de que el miedo cambie de bando y logremos construir (aunque sea de forma modesta) un sistema menos infame del que tenemos.
ResponderEliminarEnhorabuena Montse. Una gran iniciativa hacer un blog con esa idea tuya de utilizar el arte para estudiar y conocer la sociedad. Tu interpretación de los cuadros de Goya es muy apropiada para conocer la sociedad madrileña (y española y mundial). Nos muestra como los poderosos no cambian: nos ponen cebos para que piquemos. El déficit cultural y democrático de España queda bien expresado en tus comentarios. Creo que va siendo hora de que el miedo cambie de bando y logremos construir (aunque sea de forma modesta) un sistema menos infame del que tenemos.
ResponderEliminarGracias Javier. Tus comentarios me animan a seguir. Tú fuiste el primero en aceptar esta metodología. Recuerdas nuestro primer recorrido por el Reina Sofía con los alumnos?. Espero que la iniciativa sirva para abrir un debate "virtual" sobre diversos aspectos de la sociedad española y, por extensión, de la economía y sociedad universal. Quién dijo que nos falta ambición ?.
ResponderEliminarEnhorabuena, Montse, y gracias por compartir estas reflexiones!! Comparto totalmente la idea del arte como herramienta de análisis de los mundos sociales y culturales que vivimos. Me parece fundamental reforzar las posibilidades y el valor del arte para el desarrollo de una conciencia crítica (todavía más cuando en muchas exposiciones temporales, ferias… el arte es un anestésico "qué bonito", "qué moderno"… dentro de la sociedad del espectáculo)
ResponderEliminarMuchas gracias David. He dudado hasta decidir hacer público (aunque solo lo lean los amigos) este método analítico (totalmente alejado de las normas académicas, como bien sabes). Tus comentarios me resultan muy valiosos y constituyen un impulso para seguir. Pobres amigos ¡¡¡
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